A las 8:30 horas nuevamente quedábamos, para salir moteando, los
“cerdos salvajes” y uno más (Pedro Santo, de “paquete”) hacia Gata de Gorgós,
a unos 85 kilómetros con un objetivo claro, almorzar.
Alguna que otra “coña” en la salida con el “paquete”; que si te huele, que las
manitas,…
Llegada sin problemas y una vez localizado el “bareto” de turno, a dar buena cuenta de un gran almuerzo que como mandan los cánones estuvo basado en huevos fritos, morcillas, longanizas, chorizos, chuletas, all-i-oli, patatas fritas y una pequeña ensalada para desengrasar, todo ello regado con un vino con casera,
por supuesto, y unos licores con café al final.
Marcha hacia Tárbena, donde habíamos quedado con las familias para comer en Casa Pinet y por el camino nos encontramos con unas carreras de quads, hicimos
las tradicionales paradas para mear y para fotos, que como se puede ver en las mismas, Jesús demostró su pericia y dominio de la moto implicando a todo el
grupo a ayudarle para que no se le cayera al suelo.
En el alto del “Coll de Rates” nos tomamos nuestro tiempo para contemplar el paisaje y volver a iniciar la marcha.
Curiosa coincidencia al llegar a Tárbena al mismo tiempo que las familias.
Al término de la comida, los cerdos salvajes y uno más, nos dispusimos a ataviarnos con el equipo motero y carretera hasta casita.
Un total de unos 190 kilómetros que no están nada mal para la tercera salida.
Jota. |